IX
Hace diez años
Universidad Lockland
Cuando Eli recogió en el aeropuerto a Víctor unos días antes del comienzo del semestre de primavera, tenía una de esas sonrisas que ponían a Víctor nervioso. Eli tenía tantas sonrisas diferentes como sabores tenían las tiendas de helados, y esta decía que tenía un secreto. Víctor no quería que le importase, pero le importaba. Y como no podía evitar querer saberlo, estaba determinado a por lo menos evitar que se notara.
Eli había pasado las vacaciones enteras en el campus haciendo investigaciones para su tesis. Angie se había quejado porque se suponía iba a ir con ella; Angie, como Víctor supuso, no era fan de la tesis de Víctor, ni creía que el tema importara tanto para gastar tanto tiempo en él. Eli opuso que el periodo de investigación era una muestra para aplacar al profesor Lyne, para probarle que estaba tomando la tesis en serio, pero a Víctor no le gustaba demasiado, porque eso significaba que Eli le llevaba ventaja. A Víctor no le gustaba porque, obviamente, él también había solicitado quedarse durante las vacaciones, justificando las mismas razones, y se lo habían denegado. Le había costado ocultar la rabia, el deseo de escribir sobre la vida de Eli, y reescribirlo sobre él. De alguna manera consiguió encogerse de hombros y sonreír, y Eli prometió mantenerle al corriente si hacia algún progreso en su -Eli había dicho "su", de "los dos", en lugar de "él", y eso había ayudado a aplacarle- área de interés. No le había dicho nada durante las vacaciones; entonces unos días después de programar su vuelo se vuelta al campus, Eli llamó para decir que había encontrado algo, pero se negó a decirle a su amigo lo que era hasta que ambos estuvieran en el campus.
Víctor había querido reservar un vuelo más cercano (no podía esperar para librarse de la compañía de sus padres, que primero habían insistido en una navidad juntos, y luego recordándole cada día el sacrificio que hacían, ya que las vacaciones eran su momento más importante para hace tours) pero no quería parecer demasiado ansioso, así que esperó unos días, trabajando en su propia investigación suprarrenal, que parecía terapéutico en comparación, un simple asunto de causa y efecto, con demasiados datos documentados que buscar para tan poca experimentación. Era una repetición. Organizada y redactada elegantemente, si, pero basada en hipótesis que eran, según Víctor, para nada inspiradoras, y aburridas. Lyne lo había llamado una idea sólida, dijo que Víctor iba a tener un buen comienzo, "como echar a correr". Pero Víctor no quería correr mientras estaba ocupado intentando volar.
Y así, mientras subía al asiento del pasajero del coche de Eli, sus dedos golpeteaban en sus rodillas de emoción. Se estiró en un intento por contenerse, pero en el momento en que volvieron a rozar sus piernas, reanudaron su movimiento sin descanso. Había pasado la mayor parte del viaje almacenando indiferencia de manera que cuando viera a Eli, sus primeras palabras no fueran "dímelo", pero ahora que estaban juntos, su compostura fallaba.
-¿Y bien? -Preguntó él, intentando -sin éxito- de parecer aburrido.- ¿Qué has encontrado?
Eli aumentó su agarre al volante mientras conducía hacia Lockland.
-Traumas.
-¿Que pasa con eso?
-Ha sido la única cosa en común que he podido encontrar en todos los casos de EOs que están medianamente bien documentados. De cualquier manera, el cuerpo reacciona de forma extraña bajo estrés. La adrenalina y todo eso, ya sabes. Imaginé que el trauma podría causar que el cuerpo se alterara químicamente. -Empezó a hablar mas deprisa- Pero el problema es que, "trauma" es una palabra imprecisa, ¿verdad? Es todo un entretejido, y yo sólo necesitaba un hilo. Miles de personas se traumatizan cada día. Emocionalmente, físicamente, y todo eso. Si una fracción de ellos se convirtieran en ExtraOrdinarios, compondrían un porcentaje apreciable de la población humana. Y si ese fuera el caso de los EOs habría mas de una cosa entre comillas, más que una hipótesis; serían una realidad. Sabía que tenia que haber algo más específico.
-¿Un tipo de trauma? ¿Como los accidentes de coche? -Preguntó Víctor.
-Sí, exacto, excepto que no había indicadores de ningún trauma común. Ninguna fórmula obvia. Ni parámetros. Al menos al principio.
Eli dejó que sus palabras flotaran en el coche. Víctor cambió la radio de "volumen bajo" a "apagada". Eli estaba prácticamente brincando en su asiento.
-¿Pero? -Puntuó Víctor, sumido en su propia -y obvia- curiosidad.
-Pero empecé a indagar -dijo Eli- y en los únicos casos de estudios que pude encontrar -no oficiales, por supuesto, y encontrar esa mierda fue un suplicio- la gente no solo resultaba traumatizada, Vic. Morían. No lo vi al principio porque nueve de cada diez veces cuando una persona no muere, ni siquiera se registra como una ECM. La mitad de las veces la gente ni siquiera se da cuenta de que han tenido una ECM.
-¿ECM?
Eli miró fijamente a Víctor.- Experiencia cercana a la muerte. ¿Y si un EO no es solo el producto de un trauma cualquiera? ¿Y si sus cuerpos son una reacción del trauma físico y mental mas increíblemente posible? La muerte. Piénsalo, la clase de transformación de la que hablamos no sería posible con una simple reacción fisiológica. Requeriría una influencia descomunal de adrenalina, de miedo, y conciencia. Hablamos del poder de la voluntad, hablamos del control de la mente sobre la materia, pero no es una sobre la otra, es ambas a la vez. La mente y el cuerpo, ambos responden a la muerte inminente, y en esos casos donde ambos son lo suficientemente fuertes-y ambos 'tendrían' que ser fuertes. Estoy hablando de la predisposición genética y el deseo de sobrevivir. Creo que podría haber una receta para un EO.
La mente de Víctor rechinaba mientras escuchaba la teoría de Eli.
Flexionó los dedos contra las patas de su pantalón.
Tenía sentido.
Tenía sentido y era simple y elegante y Víctor lo odiaba, especialmente porque 'él' debió verlo antes, debió haber sido capaz de hipotetizar. La adrenalina era 'su' tema de investigación. La única diferencia era que él había estado estudiando en un flujo temporal, y Eli había ido tan lejos como para solicitar una estancia permanente. La ira corría por su interior, pero la ira era inútil, así que la transformó en pragmatismo mientras buscaba algún fallo.
-Di algo, Vic.
Víctor frunció el ceño, y mantuvo la voz cuidadosamente desprovista del entusiasmo de Eli.
-Conoces dos cosas, Eli, pero no tienes ni idea de lo que te falta por saber. Incluso si pudieras decir definitivamente que una ECM y la fuerza de voluntad por sobrevivir son componentes necesarios, piensa en cuántos otros factores podría haber. Es que, el asunto podría necesitar otra docena de factores en la "receta" para hacer ExtraOrdinarios. Y los dos componentes que tienes son demasiado imprecisos. El término "predisposición genética" por sí solo comprende cientos de características, de las que ninguna o todas podrían ser cruciales. ¿Se necesitan niveles químicos elevados naturalmente, o glándulas volátiles? ¿Importa su condición física actual, o sólo su reacción innata al cambio? Y sobre el estado mental, Eli, ¿como seria posible calcular los factores fisiológicos? ¿Que constituye la fuerza de voluntad? Es un laberinto sin salida. Y luego están todos los riesgos.
-No descarto nada de eso -dijo Eli, desanimándose un poco mientras dirigía el coche hacia el aparcamiento.- Es una teoría aditiva, no deductiva. ¿No podemos celebrar que haya hecho un descubrimiento clave? Los EOs necesitan ECMs. Yo diría que eso jodidamente guay.
-Pero no es suficiente. -Dijo Víctor.
-Ah, ¿no? -Estalló Eli-. Es un comienzo. Eso es algo. Todas las teorías necesitan un lugar de partida. La hipótesis de las ECM -ese cóctel de reacciones físicas y mentales al trauma- tiene sentido.
Algo pequeño y nocivo tomaba forma dentro de Víctor mientras Eli hablaba. Una idea. Una manera de convertir el descubrimiento de Eli en "suyo", o al menos, "de los dos".
-Y es una 'tesis' -Continuó Eli-. Estoy intentando encontrar una explicación científica para el fenómeno EO. No es como si estuviera intentando crear uno realmente.
La boca de Víctor se crispó, y se retorció en una sonrisa.
-¿Por qué no?
***
-Porque es un suicidio. -Dijo Eli a mitad de un bocado a su sándwich.
Estaban en el CIL, que estaba bastante lleno aunque no había comenzado el semestre de primavera. Solo el restaurante Italiano, la cocina tradicional y la cafetería estaban abiertos.
-Bueno, si, necesariamente -Dijo Víctor, sorbiendo un café-. Pero si llega a funcionar...
-No puedo creer que de verdad estés sugiriendo esto -Dijo Eli. Pero había algo en su voz, que ondeaba entre la sorpresa. Curiosidad. Energía. Ese fervor que Víctor había sentido antes.
-Digamos que tienes razón -Insistió Víctor-, y es una simple ecuación: una experiencia cercana a la muerte, más cierto nivel de aguante físico, y fuerza de voluntad...
-Pero has sido tú el que ha dicho que no es 'tan simple', que debe haber más factores.
-Y estoy seguro de que los hay -Dijo Víctor. Pero tenía la atención de Eli. Le gustaba tener su atención.- ¿Quien sabe cuántos factores? Pero estoy dispuesto a admitir que el cuerpo es capaz de cosas increíbles en momentos de vida o muerte. De 'eso' iba mi tesis, ¿recuerdas? Y quizás tengas razón. Quizás el cuerpo sea capaz de producir un cambio químico fundamental. Por lo visto la adrenalina le da poderes sobrehumanos a las personas en momentos de extrema necesidad. Atisbos de poder. Tal vez haya una forma de hacer que el cambio sea permanente.
-Eso es una locura...
-No crees en ello. No del todo. Después de todo, es tu tesis... -Dijo Víctor. Su boca se arqueó mientras bajaba la vista a su café.- De paso, conseguirías un sobresaliente.
Los ojos de Eli se estrecharon.
-Se suponía que mi tesis iba a ser teórica...
-Oh, ¿de veras? -Dijo Víctor con una sonrisa provocadora.- ¿Que pasa con lo de "creer"?
Eli frunció el ceño. Abrió la boca para contestar, pero se detuvo, al notar dos manos delgadas rodeando su cuello.
-¿Que tiene a mis chicos tan serios? -Víctor alzó la vista para ver los rizos cobrizos de Angie, sus pecas, su sonrisa.- ¿Tristes porque las vacaciones hayan acabado?
-Apenas -Dijo Víctor.
-Hola Angie -Dijo Eli, y Víctor observó el resplandor contenido en sus ojos mientras le daba uno de esos besos 'de película'. Víctor maldijo en sus adentros. Le había costado tanto sacarlo a la luz, y ahora Angie se llevaba toda la atención de Eli con un beso. Se levantó de la mesa, molesto.
-¿A dónde vas? -Preguntó Angie.
-He tenido un día largo -dijo él.- Acabo de llegar, todavía tengo que deshacer las maletas... -Su voz se apagó. Angie había dejado de prestarle atención. Tenía los dedos enredados en el pelo de Eli, y sus labios contra él. Y así, los perdió a los dos.
Víctor se giró, y se fue.
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